Esta institución, se dedica a la educación primaria gratuita de niños en extrema pobreza y estado de abandono, en el centro histórico del Cusco y obtiene recursos por medio de la venta de panadería y comida en sus instalaciones. El valor arquitectónico del inmueble radica en las terrazas-anden de origen incaico en parte de su infraestructura, convirtiéndose en un ejemplo de resiliencia ante el paso del tiempo, ya que ha podido resistir, con algunas intervenciones, el paso de casi 500 años, manteniendo su esencia.